Sorpresas te da la vida

Llevaba días, tal vez incluso semanas, pensando en escribir esto… Y es curioso que ahora que me pongo a ello me cueste tanto arrancar.

Yo creo que a estas alturas de la película estamos ya todos concienciados de que la vida básicamente se basa en pegarnos ostias ¿a que sí? Pero es cómico que la mayoría de veces, y por más advertidos que estemos por las señales del universo, no lo veamos venir. Interesante forma de aprender… Porque definitivamente los seres humanos somos tan opacos que para aprender algo como es debido nos hace falta la ostia de nuestra vida. No por nada, dicen que a veces para crecer y avanzar es necesario caerse en un hoyo, y cuanto más profundo mejor. Aunque, pensándolo fríamente, esa no es la mejor parte: ¿Qué es una buena ostia sin que, de paso, se te junten otras cuantas cosas malas en el mismo saco? Porque, otra cosa clara, es que no hay quien cambie eso. Igualito a cuando te haces una herida, que todos los golpes te los llevas en el mismo sitio.

La cuestión, ya dejándome de tanta introducción, es que nos pasamos la vida de decepción en decepción. Y eso significa que cuando menos te lo esperas, y de la persona que menos te imaginas, vas a llevarte sí o sí un golpe que ni con reflejos de boxeador podrías esquivar. Cada cual, bajo su propia experiencia, claro está, pero a mí me ha ido a tocar con una persona con la que creía tener un lazo que no se rompería, de esas que dejas ahí arriba, en un pedestal, sin pensar que cualquier día se te puede caer. Ahí va la decepción. Cuando piensas que la cara que alguien de confianza te muestra es la real, pero acabas por darte cuenta de que es pura fachada. Una farsa. Una mentira. Una manipulación que ha durado tu vida entera, y que se destapa cuando esa persona, por una vez, no recibe de ti lo que espera. Es muy triste que llegues a preguntarte si de verdad tu buena relación, si tu lazo irrompible y, básicamente, si tu pedacito de vida compartido con esa persona ha sido sincero o no. Decepción es lo que siento. Rabia porque ninguno de estos años, ni nada de lo que he dado ha tenido ningún valor.

En muchos sentidos no esperaba lo que me ha venido, y, para más inri, como digo, todos los problemas se juntan en el momento preciso. Parece que todo cae al mismo tiempo, parece que vas a hundirte de verdad. Pero yo tengo una suerte que no todos tienen… Tengo un apoyo incondicional que ahí está. Cuando sientes que se te derrumba todo lo que conoces, lo más gratificante es que te arropen con amor, y te acompañen en ese difícil proceso.

Ya después de llevarte una ostia, lo único que te queda es quedarte en el hoyo o aprender de todo. Un poquito de deportividad por aquí, una lección inolvidable por allá… En fin. Todo lo malo tiene su lado bueno también, no lo vamos a negar. Lo bueno de ver la verdadera cara de alguien que llevaba una careta, es que puedes prescindir de quién no te aporta en tu vida. Puedes volverte más desconfiado, pero también más precavido. Y, lo que es más importante, consigues hacerte un poco más fuerte. Aunque hoy esté dolida, aunque esté afectada o mis ánimos suban y bajen sin que yo lo controle… Aunque hoy llore, mañana seré más fuerte.