Susurros Verdes

 Que agradable sensación… Hoy me pregunto cómo es posible que hace unas semanas me rehusara a salir de la gran ciudad para venir aquí. Pensé que sería aburrido y monótono estar en el campo, y que el mismo día de llegar ya estaría deseando marcharme.

 Nunca imaginé que pudiera disfrutar tanto de una mañana de primavera, sin preocuparme de estar acompañada por otra persona o conmigo misma. Por primera vez, me había dado cuenta de lo realmente estresante que es vivir entre grandes edificios, rodeada de asfaltos, escuchando resonar el barullo de los coches y de las sirenas, que se desplazan de un lado a otro sin descanso... No sabría decir cuánto tiempo hacía que en mi cabeza no había un solo segundo de silencio.

 Por una vez, me encontré echada en una dulce alfombra de hierba alta, sintiendo esa paz de la que tanto me habían hablado las gentes de aquí. Pude sentir sobre mi piel esa brisa agitando con suavidad los árboles a mi alrededor. El viento era su voz, y ellos entonaban esa canción tan perfecta. Era como si todos saludaran a sus vecinos con cariño y alegría, como si quisieran mostrarme su grandeza haciendo bailar a las flores del lugar.

 Con los ojos cerrados, pude escuchar con más detalle cada sonido, concentrada en la paz de la verde colina. Era mucho más gratificante de lo que pensaba, mucho mejor que salir en busca de la calma de una biblioteca, o que tratar de escapar del ruido ambiente escuchando la música de mis auriculares... En comparación, cualquier cosa que pudiera hacer para evadirme en la urbe, era un intento inútil de enmascarar el abrumador y frenético día a día de allí. En su lugar, preferiría escuchar cada mañana esos piares de los pájaros, que deslizan por el aire una armonía cautivadora.

 Pensé, rodeada de tanta naturaleza, en lo dulce que resulta respirar este aire limpio, que es incluso reparador. Era tan grande esa sensación, que notaba expulsar por cada poro de mi piel tanta contaminación, imaginándola alejarse de mí en una gran humareda gris. En este lugar, acompañada solamente de la fauna y la flora, sentí toda su pureza invitarme a disfrutar de su compañía.

 Con cada inspiración, absorbía la esencia fresca y revitalizante de este rincón natural. No podía evitar dejarme envolver por la melodía ininterrumpida de la naturaleza, que es un bálsamo para el alma que calma incluso las inquietudes más profundas. En este remanso de serenidad, descubrí la belleza de todo lo simple y la magia que tiene el silencio. La conexión con este entorno me susurra la promesa de un renacer interminable, recordándome que la verdadera armonía se encuentra en los pequeños detalles de la vida. Con gratitud, dejo esta experiencia guardada en mi corazón, llevando conmigo la lección de que, a veces, la verdadera riqueza se encuentra en los colores de un atardecer o en el suave rumor de las hojas danzantes al viento.


Comentarios

  1. Me encanta cómo me sumerges en tus propias reflexiones, me relaja y me ayuda a aislarme de mi soledad, encontrándome feliz en la inmensidad

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras. Me hace muy feliz transmitir una sensación como la que describes. La escritura y la lectura son una puerta lejos de esa soledad, y nos ayuda a evadirnos de nuestro mundo.
      Gracias por tu comentario, un abrazo!!

      Eliminar
  2. ¡Hola! Me ha gustado mucho leerte y conocerte. Una reflexión excelente sobre la vida en el campo, la naturaleza, el aire puro y renovador, la soledad. En definitiva ahí radica la paz muchas veces.
    ¡Un abrazo gigante!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola! Un placer que visites mi blog. Me alegro mucho de que esa reflexión sobre la vida en el campo, la paz y la pureza de la naturaleza te haya gustado, la gente olvida fácilmente la importancia que tiene todo esto.
      Agradezco mucho tu comentario, Yolanda.
      Te mando otro gran abrazo !!

      Eliminar
  3. Me ha gustado mucho cómo te expresas, trasmites perfecto la sensación de paz, bienestar y armonía que se siente en medio de la naturaleza. Únicamente me ha resultado curioso la sorpresa que siente tu protagonista ¿dónde estuvo metida todo este tiempo? jajajaja Un placer leerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias! Con lo preciosa que es esa sensación de paz del campo, tenía que conseguir transmitirla como se merece.
      Jajaja Pues debe de ser que mi protagonista siempre estuvo en una gran cuidad. No todo el que vive, por ejemplo, en Madrid, ha tenido el gusto de poder disfrutar de unas buenas vacaciones en un pueblo de los rurales de toda la vida.
      Muchísimas gracias por tu comentario, María!

      Eliminar
  4. Buen domingo, gracias por tu visita a mi pequeño rincón, donde todo el mundo es bienvenido.
    He de decir que no hay más tranquilidad que pasear por esos senderos donde nuestra compañía es el silencio o el canto del pájaro que revolotea a nuestro alrededor. Si descubriste esa sensación que es la que transmites podemos darte la enhorabuena, vas por el buen camino, ajja. Un beso, feliz descubrimiento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ha sido un placer hacerte una vista, Campirela.
      Definitivamente, tienes razón. En este caso se trata de un relato ficticio, yo me crié en un pequeño pueblo Asturiano, y conozco muy bien esa sensación de calma y tranquilidad. Y en este relato quería expresar en los zapatos de una persona de cuidad, el descubrimiento de esa nueva sensación de serenidad y conexión con la naturaleza.
      Gracias, un abrazo grande!

      Eliminar
  5. Creo que encontraste en tu estadía de campo el secreto puro de la riqueza en la vida. Debemos compensar con esa paz inigualable el vértigo que con que nos ataca la ciudad.
    Muy bien transmitidas las sensaciones.
    Saludos.
    NN

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, ese es el secreto de la riqueza de la vida, como bien dices, y ese ajetreo de la cuidad hay que compensarlo como se pueda.
      Muchas gracias por tu comentario, un abrazo!

      Eliminar
  6. Sin duda la naturaleza te llena de armonía y paz. Esa paz interior que tanto anhelamos. Un relato lleno de frescura y sosiego. Me encantó leerte. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes toda la razón, Nuria.
      Muchas gracias por tu comentario, un abrazo!

      Eliminar

Publicar un comentario

Posts Populares

Abismo

Fonofobia

La pizarra