Ausencia

¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si desaparecieras? Cuánto tiempo tardarían en darse cuenta de que ya no estás, o incluso, si alguien se preocuparía realmente por tu ausencia.

Lo lógico a pensar es que, si algo nos pasara, normalmente hay gente que notaría que algo va mal, ¿no? Pero la realidad de muchos es que las personas que deberían preocuparse en esas situaciones ni siquiera se darían cuenta de que ocurre algo. Es curioso, y, de hecho, suena fuerte dicho así. ¿Cómo no se va a dar cuenta tu familia de que te ha pasado algo? No nos cabe en la cabeza tal cosa, porque tenemos interiorizado que la familia siempre cuida a sus integrantes y se preocupa por ellos. Pero, esa no es la verdad absoluta, por más que a algunos les duela admitirlo.

Llevo un tiempo pensando en esta reflexión, y hace poco pensé en escribirla. Surgió la idea después de una charla que tuve con unos amigos hace tiempo. Comentábamos, que, para alguno de ellos, nuestro grupo se daría cuenta rápidamente de su ausencia, mucho antes incluso de que ningún familiar se dignara a escribir un simple WhatsApp de “Hola, cómo estás?”. Por suerte o por desgracia, me incluyo. Recuerdo que mi respuesta a la hipótesis de aquella conversación fue bastante drástica. Me pareció muy triste que, un grupo de amigos que había conocido hacía tres semanas se fuera a dar cuenta antes que cualquiera de mi familia de que no doy señales de vida.

En este punto, llegamos a esa conclusión de que el interés de los demás por estar en nuestra vida, a veces, por doloroso que nos parezca, es casi nulo. Tanto que llegaría mi cumpleaños sin recibir un “Hola”, y que solamente por no responder a la típica llamada del año, todos se preocuparían si no contesto, cuando ninguno puso interés hasta ese momento dejando pasar los días, las semanas, y los meses. 

¿Cómo pude ser que el dueño del perrito que cuido parte del mes pueda darse cuenta antes que cualquiera de ellos? Pensar que la madre de una de mis amigas de toda la vida se preocuparía antes que nadie si no le cojo varias llamadas. o que esos amigos de hace unas semanas notarían que no contesto a los mensajes... Da gracias a que tengo pareja, porque si no bien podría quedar mi casa vacía, con mis gatitas dentro, durante meses y meses, y ningún familiar se daría ni cuenta.

Tal vez a algunas personas les pueda parecer que dramatizo esta situación, no por nada muchos están acostumbrados a que, una vez fuera de casa, entre familiares nos llamemos en los cumpleaños y por navidad, y después de eso, ya hemos puesto de nuestra parte. 

Yo antes esperaba más de los demás, esperaba que el interés fuera el mismo que yo demostraba, que las llamadas más a menudo salieran también de la otra parte y no solo de la mía. Yo esperaba no tener que mendigar una relación normal y cercana con la gente que me importa. Pero cuando siempre eres tú quién va detrás de los demás, te cansas. Y cuando dejas de buscar a esas personas, te das cuenta de que ellos no hacen ni el más mínimo esfuerzo por acercarse a ti, ni tan siquiera de preguntarte de vez en cuando cómo estás, cómo te sientes... Si estás feliz o triste, o expresarte de cualquier forma que les importas.

Y sí, me parece triste que durante meses nadie haga nada y que luego esperen de ti que actúes como si tal cosa. Me parece muy triste que cuando eres tú quién no muestra interés se te eche en cara, porque si lo hacen los demás está bien ya que siempre habrá una justificación, pero si lo haces tú no tienes perdón. Me parece realmente triste que la gente de fuera a veces se preocupe más, que ellos sean más familia que tu familia, que se den cuenta de si estás mal por algún motivo, o que te ayuden sin esperar nada a cambio... Es triste que tus logros no los viva nadie contigo, ni tus penas, que no puedas contar con ellos si necesitas un apoyo, o que no puedas esperar de su parte un simple consejo. 

Desde pequeños vemos en todas partes reflejados los valores de la familia. Esto lo vemos en las películas, nos lo venden así en televisión, y nos lo inculcan en el colegio. Pero nadie habla de las familias desestructuradas. Nadie te explica que existen padres narcisistas, ni te cuentan sobre las batallas de intereses entre unos y otros. Hay muchos que piensan que su familia es diferente, hasta que un día se dan cuenta de que no. Y al intercambiar experiencias con algunas personas al respecto, te hablan de perdón, de paciencia, de aceptación y falta de rencor... 

¿Significa eso que hay que aceptar todo cuanto hagan los demás, por ser sangre de tu sangre? ¿Aguantar cualquier cosa, aunque eso signifique sacrificar tu salud emocional? 
No hace falta sentir rencor hacia una persona para decir "hasta aquí", ni eso significa que le desees ningún mal. De igual forma que, perdonar a los demás no implica olvidar sus acciones. Todo lo vivido es una experiencia que sirve para aprender y para crecer como persona, así que olvidar, bajo mi punto de vista, es retroceder. 
Acepto que hay que tener paciencia en cualquier tipo de relación humana, pero hasta la persona más paciente tiene límites... Hay mucha gente que no es capaz de entender que hay líneas que no se deben cruzar, y que hay veces en que uno debe quererse a sí mismo y ponerse por delante. No entienden que decir "basta" no es lo mismo que sentir resentimiento, sino que es simplemente la decisión de prescindir de aquellos que en verdad no te aportan algo positivo ni demuestran que quieren formar parte de tu vida. 

La verdad es que todos tenemos un límite. Todos damos y damos, hasta que un día nos damos cuenta de que no sirve para nada si la otra persona no aporta. Cuando lo intentas una y otra vez sin resultado, acabas hundido y agotado... 
Una persona una vez me contó una historia que define muy bien está situación. Una en la que una niña buscaba el afecto de su madre, cada día, sin faltar uno solo. La madre, por situaciones de la vida, pasaba por un bache emocional, y sin darse cuenta rechazaba los acercamientos de su hija. Hasta que un día, la niña no lo volvió a intentar después de tantas negativas. La mujer se dio cuenta de su gran fallo, y actuó. Pero en el día a día de muchos, nadie actúa, y todos aquellos que lo intentan cada día, se agotan y dejan de hacerlo. Porque llega un momento en que el rechazo se hace tan grande que acaba doliendo.

Pero, ¿sabéis cuál es el gran problema de llegar a este punto? Que una vez ahí, la esperanza de conseguir algo equitativo de parte de los demás se convierte en indiferencia hacia ellos. No rencor, no resentimiento, ni siquiera odio o tristeza. Indiferencia. Y, es entonces cuando la brecha termina de abrirse, y deja de importarte si quieren estar a tu lado. 


Comentarios

  1. Estoy de acuerdo contigo. Cuando llegas a ese punto despierta la indiferencia. Es como que tú corazón dice basta. Mejor pasar y vivir tu vida. Esa vida tan extraña que nos ha tocado vivir. Muy buena reflexión. Un abrazo

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    1. Exacto, es una pena llegar hasta ese punto, pero hay cosas que uno no puede controlar. Toca salir adelante, y disfrutar de ti mismo y quienes quieran realmente formar parte de tu camino.
      Gracias, y otro abrazo grande para ti!

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  2. Me ha gustado mucho tu reflexión. Cuesta tiempo y mucha energía llegar al momento en el que una se da perfecta cuenta de lo que verdaderamente significa vivir esta vida.
    Abrazo grande

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