¿Te soy sincera?
Quiero serte sincera, pero, ¿te digo algo? No me salen las palabras...
Es gracioso, la verdad, porque yo estoy acostumbrada a escribir, y las palabras siempre han sido mi refugio, ese lugar donde lo que siento se puede plasmar sin miedos, sin juicios y, sobre todo, con completa sinceridad. La cuestión es que, cuando se trata de ti, no sé expresar lo que siento en su plenitud. Faltan palabras, sinónimos y metáforas que me ayuden a transmitir ni una pequeña parte. Ni mi amor, ni lo agradecida que estoy, ni la versión de mí que soy ahora. Siempre me faltan palabras, y las que encuentro nunca son suficientes.
¿Te soy sincera? Ahora sonrío más... y mira que, por lo general, siempre fui con una sonrisa puesta, aunque no me sintiera bien, eso jamás me faltaba. Pero hoy sonrío sin esconder pena. ¿Sabes ese tipo de sonrisa que pareciera que no cabe? Esa es.
¿Y sabes qué? Hacía mucho que no sentía tanta tranquilidad, tanta calma. Siento que al fin puedo tomar una bocanada de aire y respirar profundamente, que puedo cerrar los ojos, que mis sueños son más cálidos... Hacía tanto que no conseguía descansar. Pero, ya ves, de repente me despierto a tu lado y todo ese cansancio físico y emocional se ha esfumado.
¿Tú te imaginabas todo esto? Cuando antes de las palabras intercambiamos sonrisas. Me parece que fue ayer que pasamos de mirarnos a lo lejos, a querernos... Tú llegaste dándolo todo y sin miedo, y yo dando a cuentagotas y sin confianza en mí. Estaba convencida de que lo que yo ofrecía no valdría, aun sabiendo de mi potencial. Tenía tantas barreras a mi alrededor que no me explico cómo las pudiste derrumbar todas, pero lo hiciste. Los miedos que pensé que arrastraría, de todo aquello que me dijeron que no soportaría nadie de mí, descubrí que para ti no eran nada... y no nada de que no te importara, sino nada que fuera a afectarte, nada que fuera un miedo real, solo pequeñas heridas que abrazaste hasta que llegaron a desvanecerse.
¿Quieres la verdad? Sigo sin encontrar palabras para agradecerte... no tengo nada con el significado lo suficientemente grande como para darte las gracias por aparecer y por recibirme con los brazos abiertos. Por una vez, una desde hace tanto que ni lo recuerdo, me siento completa. Y es una sensación extraña, porque a veces me cuesta creerlo. Todo lo que pensé que no podría recuperar de mi vida ha vuelto solo. De hecho, llegué a asumir que las cosas no mejorarían, que quienes me faltaban no volverían, que lloraría más de lo que podría reír, pensé que estaría sola únicamente acompañada de una sombra sobre mí... Pero he descubierto que me espera mucho más de lo que nunca pude imaginar. Y sé que no es solo por lo que has hecho tú, pero desde que estás, todo está volviendo a su lugar.
Así que, sin metáforas, sin enmarañarme en explicaciones complejas... Sin tratar de buscar esas palabras que no encuentro, te voy a ser sincera.
Desde que estás tú, soy un poco más feliz.
Es gracioso, la verdad, porque yo estoy acostumbrada a escribir, y las palabras siempre han sido mi refugio, ese lugar donde lo que siento se puede plasmar sin miedos, sin juicios y, sobre todo, con completa sinceridad. La cuestión es que, cuando se trata de ti, no sé expresar lo que siento en su plenitud. Faltan palabras, sinónimos y metáforas que me ayuden a transmitir ni una pequeña parte. Ni mi amor, ni lo agradecida que estoy, ni la versión de mí que soy ahora. Siempre me faltan palabras, y las que encuentro nunca son suficientes.
¿Te soy sincera? Ahora sonrío más... y mira que, por lo general, siempre fui con una sonrisa puesta, aunque no me sintiera bien, eso jamás me faltaba. Pero hoy sonrío sin esconder pena. ¿Sabes ese tipo de sonrisa que pareciera que no cabe? Esa es.
¿Y sabes qué? Hacía mucho que no sentía tanta tranquilidad, tanta calma. Siento que al fin puedo tomar una bocanada de aire y respirar profundamente, que puedo cerrar los ojos, que mis sueños son más cálidos... Hacía tanto que no conseguía descansar. Pero, ya ves, de repente me despierto a tu lado y todo ese cansancio físico y emocional se ha esfumado.
¿Tú te imaginabas todo esto? Cuando antes de las palabras intercambiamos sonrisas. Me parece que fue ayer que pasamos de mirarnos a lo lejos, a querernos... Tú llegaste dándolo todo y sin miedo, y yo dando a cuentagotas y sin confianza en mí. Estaba convencida de que lo que yo ofrecía no valdría, aun sabiendo de mi potencial. Tenía tantas barreras a mi alrededor que no me explico cómo las pudiste derrumbar todas, pero lo hiciste. Los miedos que pensé que arrastraría, de todo aquello que me dijeron que no soportaría nadie de mí, descubrí que para ti no eran nada... y no nada de que no te importara, sino nada que fuera a afectarte, nada que fuera un miedo real, solo pequeñas heridas que abrazaste hasta que llegaron a desvanecerse.
¿Quieres la verdad? Sigo sin encontrar palabras para agradecerte... no tengo nada con el significado lo suficientemente grande como para darte las gracias por aparecer y por recibirme con los brazos abiertos. Por una vez, una desde hace tanto que ni lo recuerdo, me siento completa. Y es una sensación extraña, porque a veces me cuesta creerlo. Todo lo que pensé que no podría recuperar de mi vida ha vuelto solo. De hecho, llegué a asumir que las cosas no mejorarían, que quienes me faltaban no volverían, que lloraría más de lo que podría reír, pensé que estaría sola únicamente acompañada de una sombra sobre mí... Pero he descubierto que me espera mucho más de lo que nunca pude imaginar. Y sé que no es solo por lo que has hecho tú, pero desde que estás, todo está volviendo a su lugar.
Así que, sin metáforas, sin enmarañarme en explicaciones complejas... Sin tratar de buscar esas palabras que no encuentro, te voy a ser sincera.
Desde que estás tú, soy un poco más feliz.
Cierto, puede ser que al escribir para alguien que es especial o que nos genera sentimientos, sea algo mas bien complicado
ResponderEliminarSi que lo es, pero curiosamente a veces, especialmente con esas personas tan importantes, no es en realidad necesario expresar con tanta exactitud. Aunque a veces uno no tiene palabras, hay mil formas de transmitir lo que uno siente sin falta de decir nada.
EliminarGracias por tu comentario!
Este texto es como un abrazo en forma de palabras. Es algo íntimo que te mete de lleno en los sentimientos de quien lo escribe.
ResponderEliminarLa narradora empieza diciendo que quiere ser sincera, pero que le cuesta un montón encontrar las palabras para expresar lo que siente. A veces, cuando alguien te importa mucho, las palabras se te escapan como si jugaran al escondite. Lo bonito es que ella confiesa que escribir siempre ha sido su refugio, pero con esta persona, ni siquiera eso es suficiente para captar todo lo que le bulle dentro: amor, gratitud, la versión nueva de sí misma que está descubriendo. Es como si dijera: "¡Oye, tú me desbordas y no sé cómo explicarlo!"
Luego, hay un cambio precioso en cómo describe su felicidad. Dice que siempre ha sido de sonreír, incluso cuando estaba rota por dentro, pero ahora sus sonrisas son diferentes, de esas que no caben en la cara. ¡Eso es tan visual! Te imaginas a alguien con una sonrisa enorme, como si el corazón se le saliera por la boca. Y cuando habla de esa "tranquilidad" y de "respirar profundamente" por primera vez en mucho tiempo, es como si te estuviera contando que por fin encontró un lugar seguro donde descansar.
Lo que me gusta también es cómo describe a la otra persona. No es solo que sea alguien especial, es que llegó sin miedo, derribando todas las barreras que ella había puesto. Esas inseguridades, esos miedos de no ser suficiente o de que sus "heridas" fueran demasiado... resulta que para esta persona no eran nada. No en plan de ignorarlas, sino de abrazarlas hasta hacerlas desaparecer. Eso es amor del bueno, ¿no? Del que te hace sentir que tus imperfecciones no son un problema.
Y luego está el tema de la gratitud, que es como el corazón del texto. Ella no para de darle las gracias, pero dice que no encuentra palabras lo bastante grandes para hacerlo. Hay una parte que me encanta, cuando habla de que asumió que su vida no iba a mejorar, que siempre estaría acompañada de una sombra... y de repente, con esta persona, todo empieza a encajar. No es solo por lo que el otro hace, sino porque su presencia ha sido como un empujón para que las cosas buenas volvieran a su vida. Es como si él o ella fuera un catalizador para que ella se redescubriera.
El final, con ese "Desde que estás tú, soy un poco más feliz", no necesita florituras, va directo al corazón. Es como si después de todo el remolino de emociones, ella encontrara la frase perfecta para resumirlo todo.
Te felicito.
Hola, Marcos!
EliminarMe parece tan magnífico este comentario... no podrías haber hecho un análisis más completo y profundo de mi reflexión.
La verdad es que este escrito resulta tan íntimo, porque es un remolino de emociones propias. No es un relato, ni una reflexión ficticia, sino un escrito personal que sale del corazón. Todo esto que tu describes es todo cuánto yo siento. Y, precisamente por ese motivo, me ha hecho muchísima ilusión tu comentario. Encarecidamente, gracias! Muchas gracias, por haberlo leído, haberlo descrito tan visualmente, y por haber profundizado en su significado.
Gracias por tu comentario.. un abrazo!!